Curfew

 


Curfew, o "Toque de queda", es una apuesta extraña por la aventura, la libertad y la introspección en una realidad cercana y no tan descabellada como en un principio puede parecer.

No quiero desvelar muchas cosas; una gran parte de la estructura argumental de la serie es su entrega en forma de flashbacks de toda aquella información relevante para la construcción de la trama. Sí decir, para ir cruzando ya «al otro lado», que la Inglaterra actual, o gran parte de ella, es víctima de unos monstruos enloquecidos incapaces de soportar la luz del sol, pero sí de transformarte en uno de sus prosélitos con un simple golpe de mandíbula…

¿Se puede sobrevivir en una sociedad así? Por lo visto, con la instauración del toque de queda por parte del gobierno, sí. A la caída del sol las balizas estatales cambian su verde por el rojo de alarma, las verjas de viviendas y locales caen, las calles se quedan desiertas y nadie, absolutamente nadie (salvo los cuerpos mínimos de seguridad parapetados tras vehículos blindados) se atreve a romper el silencio de la noche. Al menos, hasta que una nueva carrera se inicie. Porque, pese a todo, sí hay salida a esta cruel distopía, una válvula de escape anual en forma de competición clandestina de vehículos hacia una idílica isla libre de monstruos. Una carrera en la que, para participar, necesitaras de valor, cualquier cosa con ruedas que te permita cruzar con un mínimo de seguridad Inglaterra en la peligrosa oscuridad de la noche y el dinero suficiente para comprar un pase de derecho de participación.

En plena línea de salida, rápida y certera, es donde arranca esta aventura en la que enseguida nos sentiremos como uno más a bordo de la ambulancia de esa enfermera que quiere ayudar a un antiguo amor, acompañando e ese muchacho del Volvo ranchera cuyo padre buscaba desesperadamente un hogar familiar libre del control gubernamental, o padeciendo a un estafador preparador de coches obsesionado con dar un futuro al hijo que su asustada copiloto está a punto de parir. Unos personajes muy bien planteados y repletos de sorpresas, cuyo desarrollo tiene por misión hacernos descubrir dónde reside el verdadero valor del individuo, el auténtico sentido de la supervivencia y la certera capacidad de discriminar lo necesario de lo superfluo. Y, además, lo hará a lomos de una refrescante y adecuada banda sonora repleta de temas populares ingleses de los años ochenta con la misión de apuntalar el efecto narrativo de las imágenes. Sweet Dreams (Are Made of This) de Eurythmics, Fade To Grey de Visage o Don’t Leave Me This Way de The Communards son un buen ejemplo de ello. Una delicia.

¿Quiénes compiten por esta por la libertad soñada? Nada menos que Sean Bean, Adam Brody, Phoebe Fox, Miranda Richardson o Billy Zane, entre otros. Actores con credibilidad suficiente para grabarnos el arquetipo de su personaje con un solo plano o un golpe de mirada.

Ocho episodios, autoconclusiva y con la cadena Sky One como responsable de poner verde el semáforo a todos nosotros el 22/02/2019.

Enciende tus motores y prepara tus armas, las necesitarás…

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